
Las bacterias son un componente integral del medio ambiente. Desempeñan un papel importante en la producción de alimentos, son esenciales para la salud humana y el medio ambiente y proporcionan a los bioingenieros los medios para aprovechar sus capacidades y crear compuestos. Sin embargo, también pueden ser tóxicas y provocar lesiones y enfermedades. Así pues, poder cultivar estas bacterias es crucial para poder aprovechar su poder, encontrar infractores peligrosos y aumentar nuestros conocimientos y habilidades.
¿Cómo funciona el cultivo bacteriano?
Una técnica denominada cultivo bacteriano permite el crecimiento controlado de células bacterianas sobre un medio de cultivo en un entorno científico. Las circunstancias precisas necesarias para una reproducción óptima varían en función del tipo de bacteria de que se trate.
Cultivos aeróbicos y anaeróbicos
El cultivo aeróbico se refiere al hecho de que la mayoría de las bacterias pueden crecer hasta cierto punto en presencia de oxígeno. Sin embargo, para que el microbio objetivo florezca al máximo, el entorno debe modificarse. En general, el oxígeno favorece el crecimiento de las especies que están presentes en ambientes atmosféricos, como en la superficie de la piel o en las vías respiratorias superiores.
El cultivo anaerobio suele producir los mejores resultados en especies que normalmente están presentes en entornos pobres en oxígeno, como heridas, abscesos o las profundidades del océano. Los organismos que son anaerobios obligados son incapaces de crecer en presencia de oxígeno. Fusobacterium y Bacteroides son dos ejemplos de ello.
Adquisición de un cultivo puro
La especie bacteriana que se pretende cultivar es la única presente en un cultivo puro. La fuente de su muestra, la cantidad de la especie objetivo en relación con otras especies y la propia especie objetivo pueden tener un impacto significativo en la facilidad con la que esto puede lograrse. El cultivo puede ser ya puro si su fuente es otro cultivo puro o una cepa que ha sido separada y congelada. Pero, si la fuente es una muestra clínica o ambiental, es probable que haya muchas más especies bacterianas y quizás fúngicas presentes que prosperarán en sus condiciones de cultivo, medios especializados y entornos de crecimiento restringidos. Por ejemplo, se puede reducir el campo y eliminar las especies no objetivo utilizando el cultivo aeróbico frente al anaeróbico.
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Obtener un cultivo puro puede no ser necesario si es factible reconocer la especie objetivo entre un fondo de otras y esto es adecuado para sus necesidades. Sin embargo, puede ser necesario producir y mantener un cultivo puro si desea, por ejemplo, realizar pruebas más específicas o si las bacterias se mantienen por motivos industriales o alimentarios.